La explosión del jabalí y su gestión
Agradecemos la información sobre el jabalí aportada por Antoni Espanya, de los Servicios Territoriales de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación en las Tierras del Ebro.
El jabalí (Sus scrofa), es un mamífero ungulado presente en los bosques de Europa con gran predilección por las bellotas de encinas y robles, su comida preferida. Se trata de un animal de tamaño medio, con un cuerpo grande y las patas relativamente cortas en proporción. Los machos suelen pesar unos 80 kilos y las hembras entre 40-60, pero algunos machos grandes pueden pasar fácilmente de los 100 kilos.
En las últimas décadas, el número de jabalíes ha aumentado mucho en Cataluña, una tendencia general vista en otros lugares. Esto se debe a que se trata de un animal omnívoro e inteligente, con gran capacidad para encontrar recursos y alimento en muchos entornos. A esto se le puede sumar el hecho de que, de forma generalizada, se ha producido un abandono de los campos de cultivo, que se han convertido lentamente zonas boscosas. En este nuevo contexto, el jabalí encuentra la cobertura vegetal idónea para vivir y desarrollar su actividad. Si además tenemos en cuenta que en la mayoría de lugares donde se encuentra no cuenta con un depredador natural, se puede entender la actual explosión poblacional.
Son habituales los casos en que han aparecido jabalíes en Barcelona o acercándose a núcleos urbanos cercanos a la sierra de Collserola, buscando agua o alimento. También es habitual verlos en zonas agrícolas, donde aprovechan para comerse los frutos que caen de los árboles o desentierran las raíces, dañando los árboles. Además, otro de los problemas comunes son los atropellos que se producen en zonas con tráfico, causando un peligro directo para el conductor e importantes daños económicos.
Es evidente que con todos estos problemas es necesario efectuar un control poblacional para evitar que la situación sea peor. La principal medida actualmente es la caza, mediante la cual se pueden realizar batidas o esperas en zonas donde estos animales han causado un daño importante de forma reiterada y se sabe que hay un buen número de individuos. Este sistema, además, suele asustar a los jabalíes, que evitarán la zona durante semanas o meses.
Otra opción muy interesante que se está gestando y que tiene como objetivo la limitación del crecimiento de sus poblaciones nos llega desde la Diputación de Barcelona y la Universidad Autónoma de Barcelona: esterilizarlos mediante vacunas. Este proyecto, pionero en Europa, pretende encontrar una vía de control de la población alternativa a la caza. El programa, que está en fase de prueba, tiene un periodo de duración de 4 años y permitirá ver si la propuesta es efectiva en animales salvajes.
Estos son los principales métodos de control, entendiendo que el problema se debe combatir limitando el número de individuos o su incremento, pero esto no termina aquí. Hay medidas que sirven para prevenir y minimizar los daños que los jabalíes hacen. En este caso hablamos principalmente de dos tipos de medidas: las feromonas de lobo como repelente y los métodos físicos para evitar el acceso a una zona.
Al principio del artículo hemos avanzado que el jabalí no tiene depredadores naturales, pero como cualquier animal salvaje, si siente una amenaza intentará huir del lugar y resguardarse. Es por ello que se pueden usar feromonas de orina de lobo para hacer que el grupo crea que hay un peligro en el entorno, como es el lobo. El principal problema de este método es que hay que ser muy constante, ya que el efecto de las hormonas se disipa con el tiempo y con la lluvia.
Imaginemos ahora que necesitamos un sistema en el que no sea necesario un mantenimiento activo, sino que nos sirva para evitar el acceso a una determinada zona de forma permanente, como podría ser nuestro pequeño huerto. En este caso se pueden instalar pastores eléctricos, que permitirán disuadir al animal de acceder y suponen una importante limitación física. En este caso la principal limitación podría ser el elevado coste y mantenimiento de estas estructuras.
Además, como podemos imaginar, estos métodos preventivos no solucionan el problema del exceso de individuos sino que solamente evitan temporalmente los daños. Estos sistemas pueden ser útiles, por ejemplo, cerca de una carretera. En esta situación, evitar el acceso de los jabalíes ayudará a disminuir los accidentes de tráfico.
Parece evidente que un ecosistema desestructurado, sin la figura de un superdepredador como el lobo, junto con el cambio social que hemos sufrido con la reducción de la agricultura en nuestra sociedad, han ayudado a que el jabalí crezca sin parar en Cataluña. Cuando una población crece de esta forma, termina creando problemas económicos para la sociedad y ecológicos en el medio ambiente, de forma que la función de los gestores medioambientales debe ser eficaz y constante.
Posiblemente si se sigue ejerciendo, por un lado, la presión cinegética actual, mientras se mejoran las medidas alternativas, como las vacunas que se están estudiando, es posible que el problema se mantenga controlado a la larga y pueda, incluso, mejorar . Ahora bien, aún queda un largo camino por delante para alcanzar esta meta. La otra opción es que todo el mundo empiece a recuperar los campos de cultivo y desaparezcan algunas zonas boscosas, pero esta opción parece más compleja y, además, traería otras consecuencias ligadas. En todo caso, debemos entender que la presencia y expansión del jabalí va ligada al aumento de superficie forestal en Cataluña y al fácil acceso que en zonas donde puede comer, como los campos de cultivo o algunos contenedores de basura.
Información adicional:
0 comentarios