Guadalquivir
Iitinerario por el río Guadalquivir donde el equipo de Creatibio ha aprovechado para ver una gran cantidad de pájaros.
El Guadalquivir es el único río navegable de la Península Ibérica actualmente, en su tramo entre Sevilla y su desembocadura en el océano Atlántico. Nace en la Sierra de Cazorla y curza Andalucía de noreste a suroeste, con una longitud cercana a los 700 quilómetros.
Su extensión y el hecho que sea un río caudaloso han hecho que tenga una importancia económica relevante para las zonas que discurre, aprovechando su agua por un gran número de cultivos y por numerosos embalses.
Además, sus aguas terminan dando lugar a uno de los hábitats húmedos más impresionantes de España, las Marismas de Guadalquivir, donde se encuentra el Parque Nacional más emblemático del estado: Doñana.
El itinerario que proponemos hoy, aparte de transcurrir fuera de Catalunya, como habréis observado, se trata del más fácil y asequible físicamente que hemos publicado hasta el momento. Esto es debido a que se trata de una ruta en barco desde Sevilla hasta Sanlúcar de Barrameda. De esta manera, lo único que hay que hacer es subir al barco y dejar que la embarcación baje lentamente (se tardan unas 5-6 horas en hacer el trayecto) hasta la desembocadura del Guadalquivir. También hay que destacar que se trata de un itinerario ornitológico, ya que solo vimos pájaros, y que el precio del viaje para los adultos supera los 30€, aunque para los menores de 12 años y los mayores de 65 hay descuento.
Para este itinerario, del que solo contaremos la ida, porque la vuelta se hace en bus y no tiene ningún tipo de interés naturalista, es necesario traer gorra y crema sola (imprescindible si os atrevéis a hacerlo en verano), ya que el mejor sitio donde ver los pájaros y el paisaje es la cubierta superior y puede no estar tapada por una lona. Es muy recomendable llevar prismático y una guía de pájaros para poder identificar las diferentes especies que se pueden observar por el camino.
La primera parte del trayecto corresponde a la que pasa mientras se sale de la Torre del Oro de Sevilla hasta la esclusa que hay pasado el puerto y que conecta con el curso principal del río. En este tramo, el paisaje es principalmente urbano e industrial, con pocas especies de aves aparte de algún ánade azulón (Anas platyrrhynchos), gaviota patiamarilla (Larus michahellis) y numerosos vencejos (Apus apus) y aviones comunes (Delichon urbicum) volando por encima del río buscando insectos para alimentarse.
Es interesante destacar el paso por la esclusa, donde la embarcación se para durante unos minutos. Esta funciona de manera que las embarcaciones puedan superar los desniveles de los ríos: hay dos compuertas por donde entran y salen los barcos; cuando estos están dentro, la compuerta de entrada de cierra y el agua sube o baja en función de la altura que tiene el río en el otro lado; cuando el agua se nivel con la altura del río, la compuerta de salida se abre y se sale habiendo superado el desnivel.
En nuestro caso, dentro de la esclusa el agua bajó, ya que el Guadalquivir discurre unos metros más abajo que el brazo que pasa por el interior de Sevilla. Hay que decir que en este primer tramo vimos la primera sorpresa ornitológica del día: un milano real (Milvus milvus) pescando en el río, a una veintena de metros de nosotros.
Una vez se sale de la esclusa, el paisaje alterna zonas naturales y agrícolas. Las riberas están llenas de cañizos y de troncos medio caídos, pero los terrenos inmediatamente posteriores son principalmente agrícolas, mostrándose la importancia de este río para la economía de la zona.
Este paisaje, que acompaña todo lo que queda de trayecto, corresponde a las Marismas del Guadalquivir, formadas por depósitos fluviales y marinos después de que durante mucho tiempo la zona correspondiera a una gran laguna de agua salada, que poco a poco se fue colmatando y endulzándose.
Uno de los lugares más interesantes por donde pasamos en este parte, dentro de las Marismas, fue la Isla Mínima, famosa por la película homónima y un área muy importante de cultivo de arroz. También, y a la altura de la Isla Mínima, pero en el otro lado del río, pudimos ver la Isla Menor, una de las tres islas originales formadas por los brazos del Guadalquivir en las Marismas.
A lo largo de este tramo, vimos muchas especies diferentes, principalmente ardeidas como la garceta grande (Egretta alba), la garza imperial (Ardea purpurea), la garza real (Ardea cinerea), la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides), el martinete común (Nycticorax nycticorax), la garcilla bueyera (Bubulcus ibis) y la garceta común (Egretta garzetta).
Uno de los puntos más destacables era la cantidad de ejemplares que vimos de algunas de estas especies, aunque no siempre formando grandes grupos. En los árboles, donde se acumulaban formaciones importante de algunas de estas aves, pudimos observar cigüeñas (Ciconia ciconia), con las crías en los nidos. También vimos otros pájaros ligados a ambientes acuáticos, como la espátula (Platalea leucorodia), el morito común (Plegadis falcinellus), el zampullín (probablemente el cuellinegro – Podiceps nigricollis) y el tarro blanco (Tadorna tadorna).
Fuera de lo que sería propiamente el río, escuchamos el canto del ruiseños bastardo (Cettia cetti), especie ligada a los ambientes húmedos, y del buitrón (Cisticola juncidis). Como pájaro destacable que no está ligado directamente a ambientes acuáticos, encontramos el abejaruco (Meriops apiaster), principalmente en las zonas donde la riba del río formaba taludes de tierra donde esta especie hace los nidos cuando llega en primavera desde África para criar.
Finalmente, el ave que nos hizo más ilusión de ver, y del cual observamos un par de ejemplares, fue el águila pescadora (Pandion heliaetus).
La última parte del trayecto, que dura una hora tranquilamente, sino un poco más, pasó al lado del Parque Nacional de Doñana, una de las áreas protegidas más emblemáticas de España y que actualmente está gravemente amenazada por distintos factores, como los pozos y los cultivos ilegales, que están secando el acuífero sobre el que se asienta Doñana.
Aunque desde el barco no se podían contemplar demasiado sus paisajes, sí que pudimos gozar de la fauna ornitológica asociada a la desembocadura del Guadalquivir, limítrofe del Parque Nacional. Entre estas especies observamos el cormorán grande (Phalacrocorax carbo), el charrán común (Sterna hirundo), la gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus), la gaviota picofina (Chroicocephalus genei) y la gaviota patiamarilla, que también habíamos visto en Sevilla. Muchos de estos pájaros se estaban alimentando de los bancos de peces que había en el agua de la desembocadura y que el barco espantaba, aprovechando las aves esta situación.
De este fenómeno también se aprovecharon tres aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus) que vimos pescando peces en más de una ocasión a unos diez metros de la embarcación.
Para terminar, el barco nos dejó en Sanlúcar de Barrameda, donde pudimos disfrutar de la típica comida andaluza, contentos por la gran cantidad de pájaros que vimos. Solo nos quedaron pendientes de ver los flamencos (Phoenicopterus roseus), que esperamos poder observar el día que visitemos el interior de Doñana.
Si queréis hacer este trayecto, recomendamos no hacerlo en verano, ya que puede ser bastante duro de soportar por el calor que hace en Andalucía en esta época y que también obliga a buscar refugio a todos los animales que pueda haber.
Si la ruta os gusta y la termináis haciendo, no olvidéis decirlo en las redes sociales mediante la etiqueta #RutaCreatiBio, acompañado de fotos que hayáis hecho, tanto de los paisajes, como de las especies.
- Ciconia ciconia
- Milvus milvus
- Milvus milvus
- Sterna hirundo
- Equus caballus
- Equus caballus
- Ardea cinerea
- Ciconia ciconia
- Anas platyrrhynchos
- Larus michahellis
- Milvus milvus
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