Isla de Tenerife

No se trata de un solo itinerario, sino que son tres. Además, son rutas fuera de Cataluña, en la isla de Tenerife, la más grande y poblada de Canarias.

El itinerario de este mes es peculiar por dos razones. Primera, no se trata de un solo itinerario, sino que son tres. Segunda, son rutas fuera de Catalunya, concretamente en la isla de Tenerife, la más grande y poblada de las Canarias.

Tenerife, como todas las Islas Canarias, tiene origen volcánico y se formó en distintos procesos. Se cree que el inicio de la gestación de la isla en el fondo marino ocurrió hace unos 20-50 millones de años, pero hasta hace 7 millones de años no emergieron las primeras partes de la isla: las zonas de Teno, Anaga y el macizo de Adeje. Hace 3 millones de años apareció la parte central, que a lo largo del tiempo se fue alzando, formando lo que actualmente se conoce como las Cañadas del Teide, una caldera de 17 kilómetros de diámetro. Finalmente, hace 200000 años apareció, dentro de las Cañadas, el binomio volcánico formado por el Teide y Pico Viejo.

itinerario tenerife acantilado gigantes

Un aislamiento tan largo en el tiempo ha permitido que la biodiversidad y la cultura que se han desarrollado sean francamente singulares. Los “guanches” fueron la cultura indígena que habitó las Islas Canarias durante más de 1000 años (probablemente casi 2000) hasta que el Reino de Castilla las conquistó. Respecto a la biodiversidad, se conocen muchos endemismos (especies únicas de una zona concreta) que evolucionaron durante los millones de años que habitaron en ellas, tanto de plantas como de animales. Desafortunadamente, esta biodiversidad endémica se ha visto afectada por la presencia humana, sobre todo en épocas más modernas.

La primera ruta que proponemos en Tenerife es por el Parque Rural de Anaga, en el extremo noreste de la isla, cerca de la población de San Cristóbal de la Laguna. Esta zona es conocida por presentar uno de los pocos restos de bosque húmedo, o laurisilva, que quedan en la isla (si se quiere ver este tipo de hábitat es mucho más recomendable ir a la Gomera y visitar el Parque Nacional de Garajonay). En este caso no os presentamos una ruta concreta, ni su duración, porque hay muchas de diferentes. Eso sí, llevad ropa para abrigaros (suele refrescar) y prismáticos (como siempre). Además, recomendamos que alquiléis un coche, ya que el transporte público no tiene unos horarios muy frecuentes.

La laurisilva canaria es un bosque húmedo, cubierto de nubes gran parte del año, que aportan la humedad necesaria para desarrollar el tipo de vegetación presente. Se trata de bosques antiguos (de los más antiguos que se pueden encontrar en un país europeo), maduros, donde dominan árboles como el laurel canario (Laurus novocanariensis) y el brezo arbóreo (Erica arborea), que en Catalunya no suele pasar de los 2 metros, pero en Canarias puede llegar a los 15 metros de altura.

Las mejores áreas para ver la laurisilva en Anaga son las zonas de la cara norte, donde las nubes son muy persistentes, llegando incluso a moverse por en medio de los árboles, como niebla. Realmente es una visión fantasmagórica pero increíble. En cambio, el extremo este y la cara sur, Anaga cambia completamente el paisaje, dominado por acantilados y vegetación seca, arbustiva, más parecida a las maquias mediterráneas. Hay que tener en cuenta que hay tres áreas en las que o no se puede acceder (Roques de Anaga) o se necesita un permiso (El Pijaral e Ijuana).

Respecto a la fauna, en la laurisilva se pueden observar pájaros como las dos palomas endémicas (Columba junoniae i Columba bollii), el pinzón azul (Fringilla teydea) y el pinzón vulgar (Fringilla coelebs), aunque solo pudimos observar este último. En las zonas más secas vimos petirrojo (Erithacus rubecula), mirlo (Turdus merula), mosquitero canario (Phylloscopus canariensis) y vencejo unicolor (Apus unicolor). También tuvimos la suerte de escuchar un cernícalo (Falco tinnunculus). Centrándonos en otros tipos de fauna, Tenerife (y las Islas Canarias en general) es muy abundante en insectos endémicos, pero también tienen una pequeña muestra de reptiles autóctonos y que tuvimos la suerte de observar casi por completo: el lagarto tizón (Gallotia galloti), el Chalcides viridanus y el dragón de Tenerife (Tarentola delalandii). La isla no tiene ni anfibios ni mamíferos autóctonos (aparte de murciélagos, de los cuales uno es endémico: el murciélago orejudo canario, Plecotus teneriffae), de manera que la mayoría de especies de estos grupos son introducidas y, en algunos casos, invasoras.

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La segunda ruta que os proponemos recorre el Parque Nacional del Teide, incluyendo la subida al mismo Teide. Recomendamos mucho subir arriba del volcán (se accede caminando a través de dos rutas duras o mediante un teleférico que vale 27€ subir y bajar). Para llegar al cráter es necesario un permiso que es necesario pedir con meses de antelación, ya que se dan pocos por día. Igual que en el caso de Anaga, hay que traer ropa para abrigarse (lo consideramos indispensable, teniendo en cuenta que se estará a más de 3500 metros de altura y hará frío), crema solar (el sol quema más debido a la altura) y prismáticos.

Saliendo del teleférico se pueden hacer tres rutas: la que requiere permiso, una hacia el este (que conecta con la ruta más conocida para subir al volcán y que tiene un refugio a mitad de camino) y otra hacia el oeste, que llega hasta el volcán de Pico Viejo. A tanta altura, la fauna y la flora son más que escasas, habiendo muy pocas plantas que sobrevivan en este ambiente, como Argyranthemum teneriffae. Pero lo más destacado de esta zona, aparte de las espectaculares vistas, son las fumarolas de azufre, que demuestran que aún hay actividad volcánica en el interior del Teide.

Volviendo a la parte baja de las Cañadas es donde se puede observar la interesante variedad de plantas entre medio de un paisaje que recuerda al planeta Marte, literalmente (excepto por las plantas, claro). No es difícil localizar al tajinaste rojo (Echium wildpretti) incluso cuando no está florecido, así como la retama del Teide (Spartocytisus supranubius), que recuerda a una ginesta pero con las flores blancas. Aun así, la planta más emblemática de la zona, la violeta del Teide (Viola cheiranthifolia), solo se puede observar un poco más arriba, a partir de los 2400 metros de altura.

Respecto a la fauna, hay especies que se encontraban en Anaga, como el pinzón azul, el cernícalo o el lagarto tizón, pero aquí también se puede encontrar el alcaudón real (Lanius meridionalis) y el bisbita caminero (Anthus berthelotii), entre otras.

Finalmente, la última ruta transcurre por los paisajes del Macizo de Teno, en el extremo noroeste de Tenerife. Este macizo contiene otro de los pocos rincones con laurisilva de Tenerife, por donde hicimos una ruta bastante interesante saliendo del barrio de Las Lagunetas. En este caso sí que podemos decir que se trataba de una ruta circular que empalmaba tramos de distintas rutas oficiales: siguiendo las indicaciones hacia el Monte del Agua, conectamos con el PR TF-52 dirección Erjos, hasta que nos encontramos a mano izquierda un desvío que desemboca en una carretera asfaltada para volver a Las Lagunetas.

En total tardamos unas 3 horas. Se trata de un recorrido exigente, sobre todo la bajada, pero que permite observar grandes paisajes y vistas (como en el resto de itinerarios que hay en la isla). Aquí tuvimos más suerte y pudimos observar el canario (Serinus canaria), así como el mosquitero canario, el herrerillo común (Cyanistes caeruleus), el vencejo unicolor y el busardo ratonero (Buteo buteo).

Aun así, la parte más impactante de este macizo es la que hay alrededor del pueblo de Masca, ya que se trata de una zona de barrancos y acantilados espectaculares. De hecho, la parte que toca al mar de esta zona es conocida como Acantilados de los Gigantes: son acantilados de hasta más de 600 metros de altura que caen directamente sobre el mar. Precisamente en esta zona es uno de los dos únicos lugares donde se puede encontrar el cuarto reptil de Tenerife, el endémico lagarto de Teno (Gallotia intermedia).

Realmente es importante destacar que todas las especies que no son endémicas de Tenerife o de Canarias, tenían su propia subespecie endémica, así que seguían siendo ejemplares singulares. Fuera de las rutas, també pudimos ver curruca capirotada (Sylvia atricapilla), cuervo (Corvus corax) y dos plantas que son típicas de Canarias: el drago (Dracaena draco) y el pino canario (Pinus canariensis), que forma una corona forestal alrededor del Parque Nacional del Teide.

Como siempre, i aunque estemos fuera de Catalunya, si la ruta os gusta y la termináis haciendo, no olvidéis decirlo en las redes sociales mediante la etiqueta #RutaCreatiBio, acompañado de fotos que hayáis hecho, tanto de los paisajes, como de las especies.

 

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