Parque de Collserola
Itinerario por Collserola, uno de los parques naturales con más presión humana en Cataluña por su situación y el alto número de visitas que recibe cada año.
Collserola es uno de los parques naturales más “jóvenes” de Catalunya, ya que fue declarado como tal el año 2010. Aun así, la Serra de Collserola, donde se sitúa, goza de protección oficial desde el año 1953. Además, es uno de los que sufre una mayor presión humana, principalmente urbanística.
Esto es debido al hecho de que está en medio del área metropolitana de Barcelona, formando parte de las poblaciones de Barcelona, Cerdanyola del Vallès, Esplugues de Llobregat, Molins de Rei, Montcada i Reixac, el Papiol, Sant Cugat del Vallès, Sant Feliu de Llobregat y Sant Just Desvern. La presencia de tantos municipios y tanta gente (más de la mitad de la población de Catalunya – más de 3 millones de personas) hace evidente la presión humana, cosa que puede comportar consecuencias negativas a esta área.
Se considera el principal pulmón verde del área metropolitana y es destino de muchas personas que deciden pasear y perderse por sus bosques. De hecho, la afluencia de gente es tan alta, sobre todo en días festivos, que es difícil andar o ir en bici sin encontrarse alguien. Como efecto negativo, provoca que sea más difícil observar animales, ya que en ciertas zonas el silencio es el gran ausente.
Aun así, Collserola está lleno de caminos e itinerarios por donde pasear tranquilamente, olvidando que se está cerca de la zona más poblada de Catalunya. En nuestro caso, proponemos una ruta circular que empieza y acaba en el Centro de Información del parque y que llega hasta la fuente de la Budellera, muy cercana al barrio de Vallvidrera, en Barcelona.
Este itinerario se puede hacer con niños sin ningún problema y dura alrededor de 2 horas y media, sin parar para comer. Como siempre, recomendamos llevar una guía de campo y andar en silencio para poder escuchar bien los pájaros y no molestar al resto de animales (aunque muchas de las personas que nos encontremos harán mucho ruido). Como es una zona boscosa, los prismáticos no son tan necesarios, aunque cuando es época de migración se pueden ver numerosas aves rapaces.
Para empezar el itinerario, bajaremos en la estación de Ferrocarril de la Generalitat de Baixador de Vallvidrera (vigilad qué línea cogéis, porque no todas paran ahí). Desde aquí, saldremos de las máquinas para picar el billete y, a mano izquierda, subiremos unas escaleras que nos llevarán primero a Vil·la Joana y después al Centro de Información del parque. En este primer tramo, podemos encontrar distintas especies de plantas muy comunes, como pueden ser el pino carrasco (Pinus halepensis), la encina (Quercus ilex) o el carrasco (Quercus coccifera), pero también una especie exótica invasora como es la mimosa (Acacia dealbata).
En caso de ir en coche, se puede aparcar cerca del Centro de Información. Una vez allí, seguiremos el camino asfaltado que sube por al lado del centro hasta que encontremos un cartel que nos marca la dirección de la fuente de la Budellera (en algunos casos, los carteles indican “Itinerari de la Budellera”), dando la vuelta a la escuela Els Xiprers. El resto del camino se hace por una carretera de tierra y solo tenemos que ir siguiendo los carteles que nos guían hacia la fuente de la Budellera.
En este sector, en el que vamos alternando zonas soleadas y zonas de umbría, podemos observar distintos tipos de plantas, aparte de las ya mencionadas, como la jara blanca y la negra (Cistus albidus y Cistus monspeliensis), la aliaga (Genista scorpius), la madreselva mediterránea (Lonicera implexa), el madroño (Arbutus unedo), la hiedra (Hedera helix), el roble pubescente (Quercus pubescens), el lentisco (Pistacia lentiscus), la zarzaparrilla (Smilax aspera), el brezo arbóreo (Erica arborea) y el ombligo de venus (Umbilicus rupestris, situado en grietas en la roca). De esta manera, podemos ver plantas con tipologías diferentes (árboles, arbustos, lianas…). En las zonas más húmedas, además, se puede encontrar una vegetación con altos requerimientos de agua y humedad, como distintos tipos de helechos.
Respecto a los animales, en este primer tramo solo pudimos observar una pareja de palomas torcaces (Columba palumbus), algunas mariposas, una lagartija parda (Podarcis liolepis) y un par de saltamontes de alas azules (Oedipoda caerulescens). Pero pudimos escuchar el típico sonido del arrendajo (Garrulus glandarius) y el ronquido de un jabalí (Sus scrofa), escondido entre los arbustos, fuera de nuestra vista.
Una vez llegamos a la fuente de la Budellera, donde podemos descansar tranquilamente, ja sea comiendo o simplemente para gozar de la fuente, vimos dos carboneros comunes (Parus major). No es raro encontrar también otros pequeños pájaros como petirrojos (Erithacus rubecula). La construcción de la fuente tiene distintos pisos: en el superior hay la fuente propiamente dicha, en el mediano hay otra fuente donde es habitual encontrar renacuajos de anfibios, y en el inferior hay un pequeño riego que dirige el agua hacia el fondo del valle, formando una riera.
Esta bajada es la que tenemos que coger, a través de un camino que sale del piso intermedio, para volver al punto de inicio. Hay que vigilar porque al principio es una zona bastante húmeda y empinada y se puede patinar, pero después el camino se vuelve más plano. En este momento nos encontramos unas escaleras que bajan, al lado de las cuales hay una cerca metálica que delimita una finca. Es destacable la presencia de un coche abandonado y oxidado al otro lado de la cerca. Precisamente a su lado vimos una de las setas más peculiares que existen, el Clathrus ruber, con su forma de malla roja y olor apestoso que atrae las moscas, las cuales diseminarán sus esporas. Es importante remarcar que no es comestible.
Siguiendo la bajada, tenemos que llegar hasta un aparcamiento, momento en el que tendremos que cruzar la carretera (hay que vigilar mucho con los coches) y bajar unas escaleras que nos llevan al fondo del valle. En esta área encontramos un bosque húmedo, con plantas como la ortiga (Urtica sp), el tilo de hoja ancha (Tilia platyphyllos) o el espino blanco (Crataegus monogyna). También podemos encontrar matas de zarzamoras (Rubus ulmifolius). Respecto a la fauna, observamos un petirrojo.
Si seguimos el sendero marcado, llegamos a un punto donde hay otras escaleras, que nos llevan a la carretera y que tenemos que cruzar otra vez. Después, solo queda seguir la carretera asfaltada y volvemos al Centro de Información, desde donde volveremos a la parada de ferrocarriles por las mismas escaleras del principio o donde cogeremos el coche si lo hemos aparcado cerca.
Recomendamos hacer este itinerario pronto, ya que a medida que pasa la mañana, se va llenando de gente y se pierde la tranquilidad que uno espera encontrarse en un parque natural, así como la posibilidad de encontrar diversas especies de animales.
Además, como siempre, recordamos que las especies que nos encontremos pueden ser diferentes o presentar un estado diferente según la época del año. Motivo por el cual será interesante visitar Collserola en otros momentos.
Si la ruta os gusta y la termináis haciendo, no olvidéis decirlo en las redes sociales mediante la etiqueta #RutaCreatiBio, acompañado de fotos que hayáis hecho, tanto de los paisajes, como de las especies.
- Genista scorpius
- Cistus albidus
- Pterydophita
- Acacia dealbata
- Tibidabo
- Torre de Collserola
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