El quebrantahuesos: una alimentación peculiar
Agradecemos la información aportada por Àlex Llopis, de la Vulture Conservation Foundation en las instalaciones de cría del quebrantahuesos en el Centro de Recuperación de Fauna de Vallcalent (Lleida).
En este artículo, conoceremos cómo se alimenta, qué hábitos tiene y cuál es la problemática actual de la conservación del quebrantahuesos. Para nosotros sin duda una especie importante, ya que forma parte de logo de “Creatibio” y del mensaje que hay detrás de nuestro esfuerzo.
Seguramente sabréis que la mayoría de buitres no se alimentan de presas vivas, y si lo hacen, es siempre de presas con un estado frágil, como animales enfermos o vulnerables. Pero el quebrantahuesos es aún más especial, representando el último eslabón de la cadena alimentaria, ya que se aprovecha de los huesos de los cadáveres que hay. El porcentaje que representan estos huesos en su alimentación puede llegar al 80-90% del total, siendo la fracción que queda de los restos de animales muertos, como caprinos (rebecos, cabras …) y mamíferos más pequeños. El pH del estómago también es impresionante: éste llega a una escala de 1 (muy ácido), lo que le permite facilitar la digestión de los huesos, aunque en este sentido se desconoce cómo funciona exactamente el proceso que hay detrás.
A diferencia de otras especies de buitres, que viven en colonia y se ayudan entre ellos en la búsqueda de comida, el quebrantahuesos vive solo o en pareja y puede buscar la comida por su cuenta. Este comportamiento de los otros buitres formaría parte de una selección natural por el grupo, que se aseguran que podrán encontrar comida en otras situaciones. Por otra parte, el quebrantahuesos no lo desaprovecha y reconoce que cuando las otras especies caen en picado, hay comida cerca.
Habita principalmente zonas montañosas con riscos, entre los 600 y los 2200 m. Suelen hacer nidos en pequeñas cuevas y en agujeros de riscos inaccesibles. El hábitat del quebrantahuesos coincide con el de los caprinos, que efectivamente es una de sus principales presas. Como se traga los huesos enteros, es posible ver estos pájaros tirándolos en zonas rocosas (llamadas rompedores) cuando los huesos son demasiado grandes. Esta acción, como podéis imaginar, es la que ha dado el nombre a la especie.
En 2015 se anunció que podría incrementarse lentamente la población reproductora, una tendencia que marca la tónica general del ámbito de la cordillera pirenaica, la población de la que es la única que se puede considerar consolidada por ahora de toda la Unión Europea. Sin embargo, la producción de la población pirenaica ha bajado de 0.8 a 0.3 polluelos por pareja, de forma que no es sostenible a la larga
Desgraciadamente, aunque el número de territorios e individuos ha aumentado en los últimos años, el de polluelos no lo ha hecho de forma proporcional, por lo que la producción ha bajado y no hay el mismo éxito reproductor que se esperaría con el aumento poblacional. Esto significa que no se puede considerar un éxito general (aunque depende de cada población y es complicado valorar el éxito de un plan de recuperación).
Pueden ser varios los motivos para este desfase entre el número de animales y su eficacia reproductora, pero uno de los principales puede estar relacionado con la presencia de los muladares, estructuras creadas con el objetivo de alimentar de forma artificial estos animales. Esto provoca que haya una alta densidad de individuos en los buenos territorios. De esta manera, al aumentar la población, las nuevas parejas ocupan territorios de menor calidad, lo que baja la productividad ya que hay limitaciones de comida. Además, como hay una elevada interacción entre los territorios buenos y malos, la productividad de los buenos también baja. Así, la adición de nuevos muladares agrava el problema. También afecta a la dispersión de los subadultos, ya que no recolonizar otras sierras que sí harían de otra forma. Por estos motivos, se considera una población semisalvaje. Esto ha causado que no muestren comportamientos habituales que eran comunes en individuos salvajes. Por ejemplo, los pájaros no reproductores y más jóvenes seguían el ganado cuando bajaba por la montaña, pero en los Pirineos se quedan en los muladares esperando para recibir la comida, lo que hace que se tengan que seguir manteniendo con muladares.
Con todo esto, se llega a la conclusión de que a pesar de algunas medidas han sido positivas en momentos puntuales, la producción de muladares ha acabado perjudicando de otra forma a la población pirenaica. Las medidas futuras deberían tener en cuenta este aspecto para encontrar la mejor estrategia posible de cara al futuro. Pero no todos los aspectos son malos, las acciones cometidas han asegurado que este magnífico buitre no se extinga, y que se consolide en los Pirineos como una de las poblaciones más estables de toda Europa, con todos los beneficios que tiene para el ecosistema esta último eslabón de la cadena.
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